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sábado, 7 de junio de 2014

Ciberperiodismo y fotitos de Banksy.

El periodismo es una actividad cuyo papel resulta fundamental para la sociedad moderna. A través de él podemos tener acceso a información que nos permite entender mejor qué es lo que pasa en nuestro contexto, por qué y cómo nos afecta. De esta manera, nos será posible establecer un mejor vínculo con nuestra realidad cotidiana y tener elementos suficientes para afrontar los constantes cambios a los que estamos sujetos.

Una sociedad bien informada siempre tendrá mejores oportunidades para lograr superar las adversidades que puedan presentársele en los distintos ámbitos de la vida social. La información es un bien invaluable ya que, como sociedad y como individuos, nos otorga herramientas que nos permitirán decodificar mejor nuestra realidad.



Por tanto, resulta primordial que el ejercicio periodístico se realice de una manera objetiva y veraz. De lo contrario, es factible que la información no cumpla con su cometido primordial: ser un auxiliar en la construcción de mejores personas y, por ende, de una mejor sociedad.

Ahora bien, con la aparición de nuevos canales de comunicación –posibles gracias a las NTIC–, la dinámica informativa ha comenzado a cambiar. El flujo de información es ahora no sólo más rápido sino más abundante. La inmediatez se ha convertido en uno de los nuevos sellos del periodismo contemporáneo; ahora no sólo se trata de ganar «la de ocho», se trata también de conseguirla y hacerla pública lo más rápido posible.
Lo anterior no hace más que poner al ejercicio periodístico en una posición difícil: no publicar y atenerse a las consecuencias –siendo la más preocupante, desde la visión mercantil, la pérdida económica– o verificar la información hasta que se dé por hecho que se trata de una historia con bases sólidas.
Esto ha traído consigo cambios importantes en los paradigmas que solían utilizarse para ejemplificar lo que se consideraba un buen ejercicio periodístico. Por ejemplo, la figura del líder de opinión se ha ido trasladando. Los periodistas reconocidos, íntimamente ligados a medios de comunicación tradicionales han dejado
de ser, desde hace algunos años, las voces con mayor grado de credibilidad en cuanto a manejo informativo se refiere.
Los nuevos canales de comunicación han abierto la posibilidad de escuchar, también, nuevas voces. Ha aparecido la figura del «influenciador», mismo que nace de la social media y que cada vez gana mayor reconocimiento y credibilidad.
Resulta natural, pues, que con la aparición de nuevos canales y la socialización de perspectivas que, muchas veces, carecen de intereses comerciales, se comience a cuestionar de manera más severa y puntual cuál es el papel que juegan los grandes conglomerados, poseedores de muchos de los medios tradicionales que conocemos; sin embargo, éstos aún siguen siendo punto de referencia para validar información.
El nuevo ambiente contextual supone grandes retos para el mundo periodístico. Si desean seguir siendo considerados como «las fuentes más confiables» para acceder a información, deben modificar de raíz sus prácticas para ser capaces de adaptarse al entorno modificado gracias a las NTIC.
La realidad es altamente dinámica y, me parece, jamás se había reflejado tal dinamismo de manera tan fiel como ahora. Esto obliga a cambiar protocolos, perfiles y métodos, de forma tal que logren ajustarse de la manera más precisa a las exigencias actuales.
De igual manera, es necesario un cambio en aquellos que llevan a cabo la labor periodística. Esto supone un reto, especialmente para aquellos de «la vieja guardia», ya que su proceso de adaptación es mucho más lento. En cambio, los periodistas que son «nativos» de la era digital podrán comprender mejor su entorno y saber cómo funcionar dentro de él, incluso cuando en las escuelas se siga enseñando de manera tradicional.
Al final, existe un gran potencial para el ejercicio del periodismo con las NTIC. Nacen nuevos lenguajes comunicativos, se puede alcanzar a mucho más personas y se puede comenzar la construcción de una sociedad aún mejor informada y, por ende, más justa y con mayores probabilidades de desarrollo.
Pero no olvidemos que el manejo de información está en mano de particulares que buscan lucrar gracias a ella. Por tanto, siempre será recomendable hacerse de más de una versión de los hechos para lograr construir una opinión propia y medianamente informada.
En el fondo y a pesar de los nuevos canales y el avance tecnológico, el fin del periodismo sigue intacto; por lo tanto, deberá buscar la manera de cumplirlo, si no a cabalidad, sí de una manera lo más responsable posible. Sin el periodismo, la sociedad, de cierta manera, perdería uno de sus faros más importantes; todos –medios, periodistas, sociedad– debemos estar conscientes de ello, de lo contrario la tecnología nos desbordará y creará incluso más desinformación que la que ya existe en la actualidad.
No olvidemos que la tecnología, así como es una gran aliada, puede convertirse en uno de nuestros peores enemigos y si algo tiene el poder para evitar que eso suceda es precisamente la información.

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